«Ponerle palabras a la experiencia de ese Dios que llevamos dentro, creo, es algo arriesgado», dice Christopher Sammond. «Cualquier lenguaje es inadecuado, y el lenguaje que yo use puede que no le diga nada a otra persona». ¡Sin embargo, tenemos que intentarlo!
«Hay un lugar donde yo toco a Dios y Dios me toca a mí», explica Christopher, y nos cuenta que uno de los momentos más intensos en que sintió ese contacto fue durante un retiro en Pendle Hill, cuando el Espíritu (Santo) tenía un mensaje que al principio no estaba preparado para aceptar.
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Transcripción:
Etty Hillesum, una mujer judía que vivió durante el Holocausto y murió en los campos de concentración, escribió cosas increíbles en su diario antes de morir. Y en una de ellas hablaba de que no culpaba a Dios por su situación y que lo único que sentía que podía hacer era cuidar de esa parte de Dios que había en ella y no preocuparse por el mañana, sino proteger ese lugar tierno en su interior. Y creo que hay una gran sabiduría en esa necesidad que tenemos cada uno de nosotros de cuidar con esmero ese lugar en nosotros donde tocamos a Dios y Dios nos toca.
Me llamo Christopher Sammond. Mis pronombres son él/él/suyo. Vivo en el norte del estado de Nueva York, en la zona de Finger Lakes, y participo en la reunión de Los Amigos de Poplar Ridge. Ponerle palabras a la experiencia de ese Dios que llevamos dentro, creo, es algo arriesgado. Cualquier lenguaje es inadecuado y el lenguaje que yo use puede que no le diga nada a otra persona.
Tal como yo lo vivo y lo entiendo, hay un lugar dentro de mí, en lo más profundo de mi corazón, un lugar donde yo toco a Dios y Dios me toca a mí, y es como un punto de conexión. Sabes, los cuáqueros no somos los únicos que hemos tenido esta experiencia, aunque para nosotros es realmente fundamental. George Fox, uno de los fundadores del cuaquerismo, tuvo la experiencia inicial de oír que hay alguien que puede hablar a tu condición.
Otras tradiciones místicas también tienen eso y usan un lenguaje diferente. Uno de mis favoritos es de los Upanishads, es solo un poema corto: «Dos pájaros se posan en una rama. Uno come la fruta, el otro observa». En nuestras vidas, tenemos la parte muy buena y necesaria de nosotros mismos que nos impulsa a través de la vida, que tiene una familia, que tiene un trabajo, que tiene relaciones y experiencias. Ese es el pájaro que come la fruta, y el que observa sería, como yo lo llamaría, lo divino en nuestro interior.
Me sería difícil nombrar la primera vez que experimenté algo que se sintiera como lo divino, ya sea en el culto cuáquero o en mi vida, porque hubo muchos pequeños empujones y experiencias más pequeñas en el camino que me hicieron volver a por más. Y, sin embargo, puedo decir que cuando llevaba cinco años asistiendo a Los Amigos y tuve una fuerte motivación para ir a Pendle Hill, todavía no tenía la sensación de una conexión continua con lo Divino Viviente. Y podía ver «eso» en algunos de los otros residentes de Pendle Hill. Podía ver que tenían algo que yo quería, pero ni siquiera sabía lo que era. Pero sí podía decir que tenían algo que yo buscaba.
Fue una época difícil para mí. Teníamos culto diario y, al cabo de un tiempo, lo que empecé a oír cada día en el culto era que tenías que salir de esa relación. Y era la mejor relación que había tenido nunca. Y entonces sentí como «¿Podemos girar el dial y conseguir que otro Dios viviente me hable aquí?»
Y así estuve luchando con eso durante semanas. Y entonces, un día en el culto, sentí una motivación para recitar el salmo 23. Y llegué hasta la línea «…No temeré mal alguno, porque tú estás conmigo…» cuando la realidad de eso me golpeó con tal fuerza que fue como si todo mi mundo se abriera. Y me disolví en un charco de lágrimas con la plena sensación de que lo que había estado buscando tan ardientemente siempre había estado conmigo y siempre había estado disponible. Simplemente no sabía cómo sentirlo, reconocerlo, conectar con ello.
Así que ese fue un momento fundamental para mí, en el que no fue solo una pequeña motivación o una audición o dar algún ministerio vocal que sintiera que tenía algo de poder. Fue realmente experimentar eso, de lo que hablamos en Los Amigos, que todo el mundo tiene algo de Dios en su interior. Experimentar esa presencia de una manera plena y poderosa.
Pregunta para el debate:
- ¿Cómo describirías lo Divino Interior?
- ¿Cuál es tu experiencia con lo Divino Interior?
Las opiniones expresadas en este vídeo son de los oradores y no reflejan necesariamente las opiniones de Friends Journal ni de sus colaboradores.


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