Cuando Nozizwe Madlala-Routledge vio las imágenes de George Floyd muriendo a manos de un policía de Mineápolis, «me costaba imaginar que tal violencia pudiera provenir de alguien uniformado en un país que considero un país libre”.
Nozizwe Madlala-Routledge, una Amiga en Residencia en Haverford College, ve la violencia policial en Estados Unidos y recuerda su época de activista en la Sudáfrica de la era del apartheid, donde escuchó por primera vez el mensaje cuáquero de resistencia no violenta.
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Transcripción:
Una cosa que noté aquí en Norteamérica ahora mismo, mientras estamos de visita aquí en un momento muy difícil –estamos en Haverford College, donde soy Amiga en Residencia– cuando el propio Estado está tomando el poder– el poder dado por Dios– para quitar la vida, envía un mensaje muy equivocado a la gente. Esto me recordó– me llevó de vuelta a nuestra propia situación en Sudáfrica hace 30 años.
Una respuesta cuáquera a la violencia patrocinada por el Estado
Me llamo Nozizwe Madlala-Routledge, vivo en Ciudad del Cabo y soy miembro de la Comunidad Cuáquera del Cabo Occidental. Me llamo Jeremy Routledge, vivo en Ciudad del Cabo y soy miembro de la Comunidad Cuáquera del Cabo Occidental.
En el momento en que me involucré con los cuáqueros, había mucha violencia en mi país, en Sudáfrica. Yo era activista en la lucha para acabar con el apartheid y nos enfrentábamos a una avalancha de violencia patrocinada por el Estado en nuestra comunidad, y cuando conocí a Jeremy, a menudo hablábamos de una forma de responder a la violencia. Y, por supuesto, la gente se estaba armando– los activistas se estaban armando, protegiendo a sus comunidades de esa manera porque podían ser atacados en cualquier momento de la noche.
Así que tuvimos discusiones muy enérgicas sobre cómo responder a la violencia. Yo me había unido al Congreso Nacional Africano, el ANC, que había adoptado la violencia como medio para responder al gobierno– al Estado. Así que recuerdo una conversación que tuve con Jeremy en la que insistía en que nunca era correcto usar la violencia para responder a la violencia. Me sentí identificada con esto y creo que me atrajo esta idea de responder de forma no violenta, aunque no creo que estuviera completamente convencida en ese momento. Así que ir a los cuáqueros para mí fue muy, muy importante porque confirmó lo que creo que estaba en lo más profundo de mi propia comprensión personal de la violencia y la no violencia, y mis fuerzas crecieron en esto y creo que es la única respuesta.
Acciones contra el apartheid
Así que, en ese momento, cuando me uní como asistente, había una creciente oposición al sistema de apartheid en Sudáfrica. Yo había ayudado a establecer una organización de mujeres llamada Organización Natal de Mujeres, que se reunía anualmente para conmemorar el papel de las mujeres en la lucha para acabar con el apartheid. Trabajé estrechamente con mujeres, formamos esta organización, que se afilió al Frente Democrático Unido.
Así que fue una época muy ajetreada para nosotros: marchamos por las calles; pedimos la liberación de Nelson Mandela, que estaba cumpliendo una larguísima condena de prisión; pedimos que se deshicieran nuestras organizaciones que habían sido dobladas a principios de los 60. Así que venir a los cuáqueros fue, en cierto modo, un espacio para estar tranquilo porque había mucho ruido ahí fuera.
Objeción de conciencia
Mi primera introducción al cuaquerismo fue conocer a una de las cuatro cuáqueras en Durban, donde vivía– la única menor de 60 años– y ella había estado en Filadelfia en el Movimiento por una Nueva Sociedad y volvió con muchas ideas maravillosas, que me parecieron fascinantes.
En los años 70, Soweto (el gobierno) los llamó disturbios, otros los llamaron una protesta pacífica, que fue atacada; galvanizó a Sudáfrica para que los blancos se cuestionaran lo que estaba pasando. Un gran número de mis colegas, amigos, emigraron a Australia o Nueva Zelanda, pero no pensé en irme y empecé a coleccionar recortes de periódico y la iglesia parecía estar jugando un papel importante, y entonces me encontré con un objetor de conciencia– la iglesia tenía una serie de folletos y pensé, «bueno, si eres cristiano debes ser un objetor de conciencia si eres blanco”, y vi un papel para mí como blanco sudafricano en hacer eso.
Violencia patrocinada por el Estado en Estados Unidos
Simplemente me trae de vuelta todo el dolor después de observar la imagen muy perturbadora de un hombre que estaba gritando al policía, que tenía su rodilla en su cuello, y él estaba gritando diciendo que no podía respirar. Me costaba imaginar que tal violencia pudiera provenir de alguien uniformado en un país que considero un país libre, y parece ser violencia patrocinada por el Estado. Para mí, me pregunto, ¿está esto en el entrenamiento de la policía que se les permite hacer esto?
En Sudáfrica, adoptamos una política después de 1994 en la que eliminamos la pena capital, y la idea detrás de esto era que cuando el propio Estado está tomando el poder– el poder dado por Dios — para quitar la vida, envía un mensaje muy equivocado a la gente porque eso es lo que es la pena capital. En este caso particular, el policía quitó la vida a alguien. Así que es perturbador, pero es alentador ver que tanta gente está saliendo en números tan grandes, no sólo en este país, sino en todo el mundo para protestar por esto y para decir, «Basta ya. Las vidas negras importan”.
Preguntas para el debate:
- 1) ¿Cómo podemos utilizar eficazmente la no violencia cuando nos enfrentamos a la violencia, especialmente cuando parece ser dirigida por el Estado?
- 2) Al reflexionar sobre el asesinato de George Floyd, Nozizwe afirma: «Me costaba imaginar que tal violencia pudiera provenir de alguien uniformado en un país que considero un país libre, y parece ser violencia patrocinada por el Estado. Para mí, me pregunto… ¿está esto en el entrenamiento de la policía que se les permite hacer esto?”. ¿Qué pueden hacer los estadounidenses, y los no estadounidenses, para abordar la brutalidad policial patrocinada por el Estado? ¿Reformamos, retiramos fondos, abolimos o hacemos algo completamente diferente?
Las opiniones expresadas en este vídeo son de los oradores y no reflejan necesariamente las opiniones de Friends Journal ni de sus colaboradores.



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