Un testimonio común de abuso: lidiar con la violencia en nuestras vidas

«Hace doce años, cuando empecé a participar en un ministerio público en torno al abuso», recuerda Windy Cooler, «pensaba que la buena política era la respuesta». Sin embargo, se dio cuenta de que intentar que las reuniones adoptaran políticas para abordar la violencia doméstica y sexual contra niños, niñas y adultos conducía a luchas de poder que «no eran la forma en que Los Amigos toman decisiones».

«Dios no es un tecnócrata», reflexiona. «Dios no es un legislador. Dios es una fuerza en nuestras relaciones. Dios es amor. Dios no es violento, e intentar dominar a otras personas de la manera en que lo hice en esos primeros años era en sí mismo una forma de violencia».

Así que ella y sus colegas adoptaron un enfoque diferente: escuchar el testimonio ofrecido por los supervivientes de abusos y recopilar sus voces anónimas en un informe publicado a finales del año pasado.

«Esta es una herramienta que hace que sea seguro para los supervivientes no solo sentirse escuchados, sino ser escuchados en sus comunidades», dice Windy. Hacer que las voces sean anónimas permite a Los Amigos dejar de lado sus reacciones defensivas y centrarse en el testimonio compartido. «Me imagino sentada en adoración con estas voces, y que cada uno de estos… son mensajes que surgen del silencio».

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